¿Cuántas veces has tenido que abrir la ventana de una habitación con demasiada gente porque hacía mucho calor? Este calor es energía que hasta ahora tirábamos a la basura. Mira cómo se puede aprovechar para reducir la factura.

Todos los días nos sorprende algún invento innovador dirigido a ahorrar energía: hemos visto aislamiento térmico para fachadas a base de champiñones o el uso de algas y bacterias para producir electricidad.

Sin embargo, a veces nos olvidamos de las cosas más simples y evidentes que estamos dejando escapar. Hoy vamos a ver cómo el ser humano produce en su día a día energía cada minuto y cómo ya hay iniciativas funcionando en no desperdiciar ni una pizca de ella.

Soluciones ingeniosas para aprovechar el calor que generamos

Me parece muy interesante el caso de la Estación de Trenes de Estocolmo, en Suecia. Alrededor de 250.000 personas pasan por ella todos los días, corriendo, andando, comprando y tomando café. En definitiva: produciendo calor.

Resulta que la empresa que tiene la propiedad de la estación tiene sus oficinas justo al lado, y el terreno entre una y otra también les pertenece. Así, han decidido aprovecharse de todos estos factores y colocar un sistema que recoge el calor que sobra (por encima de la temperatura de confort fijada) de la estación y lo conduce hasta su edificio para atemperar el aire interior. De esta manera, han reducido el consumo de calefacción en un 25%, puesto que no tienen que ponerla tanto tiempo cada día.

Se trata de energía tradicional utilizada de una manera diferente” -dice el director de medio ambiente de la empresa. “De esta manera, no sólo gastamos menos en energía, sino que aumentamos el valor de nuestro edificio”. Al ser más eficiente y consumir menos energía esta edificación aumenta su precio de compra si se quisiera vender.

Es, en realidad, el mismo efecto que tiene la rehabilitación en nuestra vivienda. Si reformamos los baños nos pagarán más dinero por ella que si no. Y si invertimos en alcanzar una calificación energética C también nos pagarán más que por una calificación de F.

En este caso, la inversión ha sido muy rentable. “Merece la pena consumir un poco de energía para trasladar el calor de un edificio a otro en lugar de producirlo íntegramente con gas. Para reducir el consumo de los edificios tenemos que aprovecharnos de la energía que tenemos en el entorno.

Imagen: traveljapanblog.com

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