Con esta nueva forma de control se pretende conseguir mejorar nuestra calidad de vida, favorecer que se logre el ahorro energético y económico.
Cada vez somos más conscientes de la importancia que tiene lograr y mantener la eficiencia y el ahorro energético de nuestros hogares. Una de las últimas innovaciones y en la que vamos a profundizar en este post es la etiqueta energética para edificios: el método de identificación y clasificación del nivel de eficiencia energética de las viviendas. Y es que ya estamos acostumbrados a ver y utilizar este sistema en los electrodomésticos, cada vez más en los coches y próximamente, esperamos que sea habitual verlo en los edificios.
Características de la certificación energética de edificios
La certificación energética de edificios, es una norma por la que todos los edificios de segunda mano tienen que ser etiquetados energéticamente tanto si van a ser vendidos como alquilados, control que antes sólo se precisaba para las viviendas de obra nueva y grandes rehabilitaciones de edificios.
Esta legislación es el resultado de adaptar la Directiva Europea publicada el 14 de noviembre de 2012. Debido a esto, todos los edificios de nueva construcción o los que se rehabiliten deben llevar, por ley, una etiqueta de certificación de eficiencia energética similar a las que se usa obligatoriamente con los electrodomésticos (Aunque eso sí, hay algunos casos que están excluidos de esta obligación, los encontraréis especificados en la normativa).
Según esta ley, la etiqueta debe aparecer en la publicidad de la venta de la vivienda o el arrendamiento del edificio. Además, el certificado tiene una validez máxima de 10 años y cada Comunidad Autónoma debe establecer sus propias condiciones para la actualización y renovación de la misma.
Cómo se clasifica el certificado energético de edificios
Tiene una clasificación de siete letras y colores que describirá lo eficaz que es una vivienda en cuanto al consumo de energía:
- La letra A, en color verde, significa que ese edificio es de los más eficientes con un consumo de energía menor al 55% de la media.
- La letra B, con un consumo de entre el 55% y el 75% de energía.
- La letra C, entre el 75% y el 90% de consumo energético.
- La letra D, a partir de aquí se entra en los de consumo medio teniendo los de esta categoría D entre un 90% y 100%.
- La letra E, entre un 100% y un 110% de gasto energético.
- La letra F, este nivel junto con el siguiente (G) se clasifican como alto consumo de energía, con unos niveles muy elevados de consumo de entre 110% y 125%.
- La letra G, la menos eficiente de todas, con un gasto energético superior al 125% lo que se traduce en altas deficiencias energéticas en la vivienda.
Para esto, hay que tener en cuenta diferentes factores clave como son entre otros, la orientación de la vivienda, la climatización, la iluminación, la envolvente con el aislamiento del muro y con los cerramientos…
Y es que, recordemos que una vivienda bien aislada puede reducir los costes en más de un 50%; y recordemos también que unas buenas ventanas son vitales para poder garantizar la eficiencia energética. Sobre todo si estamos hablando de obras de rehabilitación, pues en la mayoría de ocasiones nos encontraremos con la imposibilidad de modificar el muro o en caso de poderse, esta tarea no será fácil y disparará el presupuesto. Y es ahí la ventana la que pasa a cobrar la mayor parte del protagonismo: conseguir altos niveles de aislamiento, gran resistencia y elevada hermeticidad correrán a cuenta de los cerramientos.
Con esta forma de control se pretende conseguir mejorar nuestra calidad de vida, favorecer que se logre el ahorro energético y económico con una disminución del dinero a pagar en nuestras temidas facturas y reducir los efectos nocivos y dañinos que generamos en el medio ambiente de una forma saludable, eficiente y sostenible para todos; ¿qué opináis vosotros de la etiqueta energética?