Ahuyentar palomas

Las palomas son un tipo de ave que se ha adaptado perfectamente a vivir en las ciudades. El problema radica en cuando hacen de nuestra vivienda su lugar de residencia, con todo lo que ello supone. Por eso, ahuyentar a las palomas de nuestro hogar es importante para proteger nuestra salud, evitar daños a la propiedad y mantener una buena higiene.

Los aleros, techos y salientes de los edificios son los lugares preferidos para anidar por las palomas, sin olvidarnos de los salientes de las ventanas, balcones o terrazas.

Su presencia puede tener consecuencias negativas, por un lado, las palomas emiten un sonido un tanto molesto, especialmente por las mañanas, sobre todo si tu vivienda no se encuentra bien aislada acústicamente. Y, por otro lado, sus excrementos son un problema de salud pública. Para empezar, son corrosivos y, para terminar, como sucede con otros animales, los excrementos de las palomas pueden transmitir agentes patógenos o provocar la proliferación de peligrosos hongos.

Desde Vivienda Saludable te traemos una serie de medidas disuasorias para ahuyentar a las palomas de nuestra casa pero, a la vez, se trata de medidas respetuosas con estos pájaros, es decir, que no sean dañinas para ellos.

  • Repelentes visuales. Un pequeño espantapájaros (que podemos confeccionar en casa con ropa vieja) o una figurita con forma de búho colocados en el balcón, ventana o terraza, pueden ser suficientes para alejar de forma rotunda a las palomas. La idea es que crean que hay alguien en la zona y se marchen.
  • Colgar viejos discos compactos. Estos discos, fabricados en acero inoxidable de doble cristal, reflejan la luz, generando destellos que deslumbran a las aves y las alejan.
  • Barreras físicas. La instalación de redes, mallas o alambres en las áreas donde las palomas puedan posarse o anidar, como ventanas, balcones o techos les impedirá su acceso, aunque se trate de una medida un tanto antiestética.
  • Púas plásticas. Las palomas cuentan con muy buena visión. Si colocamos superficies punzantes plásticas en los sitios donde se suelen posar, serán capaces de divisarlas a lo lejos y abortar el aterrizaje.
  • Dispositivos con ultrasonidos. Emiten ondas de sonido que resultan molestas para las palomas, aunque no son perceptibles para los humanos. Deben colocarse lo más cerca posible de la paloma y no debe haber obstáculos como paredes, ramas, vallas porque los ultrasonidos no traspasan las paredes.
  • Repelentes químicos. Existen geles repelentes que, aplicadas por profesionales en zonas de perchado de palomas, producen desagrado a las aves. Permanecen mucho tiempo en estado gelatinoso, sin licuarse ni solidificarse, y causan una sensación desagradable a los pájaros cuando se posan sobre ellas. Los hay también en formato líquido (spray) y en bolsitas difusoras en gránulo, que se cuelgan en árboles frutales o en edificios urbanos. Asimismo, se puede optar por repelentes más naturales, para colocar en las áreas donde suelen anidar, como soluciones de agua y vinagre, o aceites esenciales fuertes como el de menta, eucalipto o naranja, ya que estos olores las alejarán.
  • Plantas que no les gustan. Determinados aromas como los de la lavanda o el romero no son muy atractivos para las palomas. También puedes colocar varios cactus en el balcón, de seguro que no querrán posarse en sus púas.
  • Inclinar las superficies. Prueba a colocar una simple placa de plexiglás o metal, que sea resbaladiza, y fíjala en una posición inclinada sobre el alféizar de una ventana. Se convertirá en una verdadera pista de hielo que evitará que las palomas se posen ahí.
  • Si han anidado, debes identificar los lugares donde las palomas están anidando y eliminar los nidos y excrementos. Utiliza guantes y una mascarilla para protegerte de posibles enfermedades transmitidas por estas aves.

 

Y como consejo extra, recuerda que ante los insectos y, en general, ante cualquier tipo de animal que no queramos que se acerque a nosotros, hay que extremar la higiene y eliminar siempre cualquier resto de comida. Y, por supuesto, evitar la existencia de zonas encharcadas, sobre todo en patios o jardines, que puedan ser foco de atracción.

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