iluminacion

No todas las luces son iguales ni todas las habitaciones requieren una iluminación similar. Te contamos qué tienes que tener en cuenta a la hora de pensar en la iluminación.

La iluminación es fundamental para dar un ambiente agradable a nuestro hogar, así como para sacar todo el partido a nuestra decoración. Lo ideal, al menos durante el día, es aprovechar la luz solar ya que no sólo es sana, ecológica y económica, sino que reaviva los colores y da a las estancias una luz confortable.

Para las horas nocturnas, os aconsejamos iluminar cada habitación en función de las tareas que se vayan a realizar en su interior, acumulando mayor intensidad de luz en las zonas de mayor actividad o donde sea necesaria una mayor claridad (en las zonas de lectura, estudio, trabajos manuales, etc.)

 Tipos de iluminación en función de la habitación

  • La cocina: precisa una luz homogénea, bien de forma directa colocada en el techo o sobre la zona de trabajo, o ambas fórmulas. Al ser una estancia en que la luz se mantiene encendida de forma prolongada, son idóneos los tubos fluorescentes, que si bien consumen más energía en el momento de encenderlos, duran aproximadamente 8.000 horas y consumen en torno al 20% menos que una bombilla incandescente.
  • En el dormitorio: no precisa una luz cenital, salvo si se trata de una habitación infantil o lugar de juegos, donde entonces sí conviene iluminar la estancia de formar general desde el techo. Se puede conjugar la iluminación ambiental con la que se decora la estancia, la luz puntual de un flexo para leer y focos halógenos en la zona de armario o el vestidor.
  • El salón: es un lugar de encuentro y relajación. Deben evitarse los focos, ya que desvían la atención y deslumbran a las personas que se sientan bajo ellos. La iluminación se debe lograr con diferentes puntos de luz ambiental a través de lámparas de pie que actúan como luz general, complementadas con luces bajas que eviten reflejos en la televisión. Además, es muy importante instalar unas cortinasque dejen pasar la luz natural, pero eviten a su vez que entre demasiado calor en nuestra vivienda.
  • La mesa del comedor se contempla como un espacio en sí mismo, esté o no en una habitación propia. Hay que evitar que la lámpara central deslumbre, colocándola a una altura en torno a unos 75 centímetros sobre la mesa y haciendo que queden ocultas las bombillas. Se logra así que los alimentos reciban la luz directa, pero que ésta no llegue a los ojos de los comensales. Lo idóneo son las luces pegadas al techo, que iluminan la mesa y también al resto de la estancia.
  • Los cuartos de baño: Un error muy común en los cuartos de baño es colocar una luz sobre el espejo. Lo que se consigue son sombras que desdibujan el reflejo, algo que se evita si los focos están en los laterales. A esta luz ha de acompañarle una luz general, con interruptores diferentes y si es posible, separados, para elegir una u otra opción.
  • El recibidor y los pasillos: ambos han de devolver una luz cálida. En el recibidor, una lámpara de pie o de mesa que ofrezca una luz puntal es suficiente; en los pasillos, conviene superar la tendencia de recargarlos con focos de techo que provocan contrastes de luz y sombra, ya que deslumbran, al tiempo que consumen mucha energía. Unos apliques en la pared pueden servir para señalar el camino.
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