Ya ha llegado el frío. Y con él, sobre todo en estos tiempos de crisis, muchos nos planteamos qué podemos hacer para calentar nuestros hogares sin que esto se lleve al traste todo el presupuesto del mes. Por eso en este post os hemos querido dar unos truquillos para ahorrar en el uso de la calefacción.
Ante todo la clave no es no utilizar la calefacción y estar helados y a disgusto en casa, eso nunca. Sino que se trata de aprender a usarla de forma eficiente para que no se nos dispare el gasto y además no contaminemos con un exceso de emisiones de Co2. Lo primero de todo, es tener un sistema de regulación de temperatura que se adapte a nuestras necesidades y a nuestro hogar; obviamente no es lo mismo vivir en los Pirineos que en la costa mediterránea.
Tipos de calefacción más utilizados
- Los sistemas de calefacción central, una de las posibilidades más baratas, pero que viene impuesta para todo el edificio y con fecha de encendido y apagado fija.
- Las chimeneas, uno de los métodos más antiguos, pero también de los más sucios y peligrosos, además de incompatible con vivir en un piso.
- Las calderas de bajo consumo o el gas natural. Son opciones bastante recomendables ya que contaminan poco, su uso es muy sencillo y cómodo y requieren un escaso mantenimiento.
- Una de las opciones más de moda en viviendas unifamiliares son los suelos radiantes. Es la única de las posibilidades con la que se calienta totalmente la estancia desde el suelo y es ideal para usarse con energías renovables.
Y ojo porque adquirir algunas rutinas como no encender la calefacción por la noche, cerrar las persianas y cortinas, hacer revisiones y purgar los radiadores, tener un termostato digital y programable si pasas muchas horas fuera de casa, cerrar los radiadores que no necesitemos, no encender la calefacción hasta que no se ha ventilado la casa al menos durante al menos 10 minutos o mantener una temperatura adecuada (no seamos exagerados, que la temperatura ideal está en torno a los 20º así que no hagamos de la casa una sauna) hará que no tengamos pérdidas de calor y que se reduzca nuestro consumo energético.
Ahora, si realmente quieres notar un ahorro considerable, hay que hacer las cosas bien desde el principio y no empezar la casa por el tejado, sino por la ventana. Para aislar bien la vivienda hay que tener en cuenta que el lugar por el que se pierde más energía no es otro que las ventanas.Por lo que una de las inversiones más rentables que puedes hacer en casa es cambiar tus viejas ventanas por ventanas aislantes de PVC como las de Kömmerling con las que conseguirás el máximo aislamiento térmico y ahorrarás hasta un 50% en calefacción.