Debido especialmente al cambio climático, los veranos cada vez son más calurosos y estamos en la búsqueda constante de mecanismos y herramientas para no sufrir las consecuencias de las altas temperaturas en el interior de nuestras viviendas.
Además de las soluciones más conocidas, cada vez se están desarrollando sistemas más inteligentes – y denominados pasivos- que apuestan por proteger las viviendas y los edificios del calor, como son los tejados ecológicos o tejados verdes, de los que os hemos hablado anteriormente. Otro ejemplo en la lucha contra el calentamiento de los edificios y las viviendas son las llamadas cubiertas reflectantes, o cubiertas frías.
¿Qué son las cubiertas reflectantes?
Básicamente, se trata de un tipo de sistema de techado o cubierta que ayuda a mantener temperaturas más bajas en el interior de un inmueble, comparados con los techos considerados tradicionales. Gracias a la técnica y al tipo de materiales son capaces de reflejar los rayos del sol hacia el cielo, evitando que ese calor se transmita hacia el interior. Básicamente, con esto se consigue mejorar el confort térmico, así como limitar el consumo eléctrico de energía, lo que repercute directamente en nuestra economía.
Sus principales características
Están construidas de un tipo de material diseñado para reflejar la luz, en vez de absorberla. Están hechas de materiales altamente reflectantes, como láminas de aluminio o películas de plástico recubiertas con capas de pigmentos reflectantes. También existen productos de impermeabilización de color blanco que, por su poder reflectivo, son capaces de reducir la carga térmica y otorgan una excelente resistencia de la cubierta a la radiación ultravioleta.
Su color suele ser claro y reflectante. Las cubiertas de este tipo son de colores claros e incluso brillantes, esto permite reflejar la luz del sol en lugar de absorberla.
Garantizan una adecuada ventilación. Muchas de están cubiertas suelen disponer de una cámara de aire ventilada entre la capa superior, encargada de la protección contra los agentes atmosféricos, y la capa inferior, que realiza la protección térmica.
Contribuyen al aislamiento térmico. Las cubiertas frías suelen contar con materiales aislantes que reducen la transferencia de calor entre el exterior y el interior del edificio.
Ventajas de las cubiertas reflejantes
- Reducen ostensiblemente la ganancia de calor en los edificios. Consigue que la temperatura de su superficie se mantenga cercana a la temperatura ambiental (alrededor de 20 grados menos que en otro tipo de superficies como la asfáltica). Se estima que cuando los rayos del sol inciden sobre una cubierta convencional se produce una absorción de calor en torno al 80%, frente al 12% que consiguen este tipo de cubiertas.
- Incluyen una mejora notable de las condiciones de confort térmico en el interior de las viviendas, ya que no dejan pasar tanto calor.
- Suponen un ahorro significativo en el consumo de energía, ya que no es necesario el uso excesivo de ventiladores o aire acondicionado para mitigar las altas temperaturas.
- Prolongan la vida útil de las cubiertas, debido al menor estrés térmico que soportan los materiales.
- Mejoran la eficiencia energética de los edificios.
- Disminuyen el llamado efecto isla de calor, muy presente en las grandes ciudades, que no es otra cosa que la dificultad de la disipación del calor durante las horas nocturnas debido a la acumulación del calor a lo largo del día.
- Contribuyen a la sostenibilidad. Este tipo de estructuras son más respetuosas con el medio ambiente, reducción de emisiones de CO2 (mitigación del efecto invernadero).
La idea de los techos fríos no es nueva, los techos y paredes blancas han sido una imagen típica durante siglos en los países del sur de Europa y del norte de África. Sin embargo, gracias a las nuevas tecnologías se han elaborado materiales que consiguen aún más reflejar la luz del sol y hacer de barrera frente al calor.